jueves, mayo 26, 2011

Sonata para supernovas

Para componer una sonata para supernovas, en primer lugar hay que hallar las supernovas:

(clic en la imagen para ampliarla a 900 x 563 píxeles). Con este objetivo, los compositores Alex Parker y Melissa Graham contaron con los datos del proyecto "Legacy Survey" del Telescopio Canadá-Francia-Hawai (CFHT). Se trata de cuatro campos de cielo profundo observados con todo detalle entre abril de 2003 y agosto de 2006, de los que eligieron 241 supernovas de tipo Ia. Las supernovas de tipo Ia (*), las favoritas de los cosmólogos, son explosiones termonucleares cuya consecuencia es la destrucción de las estrellas progenitoras, conocidas como enanas blancas.

A continuación, los músicos asignaron una nota musical a cada una de estas supernovas, mientras que el volumen de la nota lo determinaron por la distancia a la que se encuentra la supernova: cuanto más alejada la supernova, más suave será la nota a ejecutar. El tono, por su parte, se obtuvo por un factor de extensión medido a partir de la velocidad con la cual variaba la luminosidad de la supernova respecto de una escala temporal estándar. Factores de extensión más altos producirán notas más altas extraídas de la escala Frigia dominante, ilustrada en la imagen de arriba.

Como es natural, para obtener un sonido es necesario tocar las notas de las supernovas en un instrumento. Un contrabajo toca las notas de las supernovas producidas en galaxias masivas, mientras que un piano de cola interpreta las "supernotas" de las galaxias menos masivas.

Al hacer clic en alguno de los siguientes enlaces (Vimeo / YouTube) podrán escuchar esta asombrosa sonata interpretada sobre un fondo de imágenes del CFHT.

El remanente de la supernova de Kepler en rayos X. La luz de la explosión estelar que produjo esta nube cósmica tan energética fue vista por primera vez por los habitantes del planeta Tierra en octubre de 1604. Fue estudiada por el astrónomo Johannes Kepler y sus contemporáneos que buscaban una explicación para la nueva estrella aparecida en la constelación de Ofiuco. Pero no contaron con la ayuda de un telescopio. Varios siglos después los astrónomos contemporáneos continúan estudiando la nube de restos en expansión, pero ahora cuentan no sólo con una teoría que permite comprender la evolución estelar, sino también con telescopios espaciales. Los datos de rayos X obtenidos por el Observatorio Espacial de Rayos X Chandra mostraron una abundancia de elementos relativa que suele corresponder a supernovas del tipo Ia. Esto indica que la estrella progenitora fue una enana blanca que estalló cuando su masa creciente superó el límite de Chandrasekhar. Situada a unos 13 mil años-luz de distancia, la supernova de Kepler representa la explosión estelar más reciente observada en la Vía Láctea (clic en la imagen para ampliarla). Más información (en inglés).

Vía Foto astronómica del día correspondiente al 26 de mayo de 2011. Esta página ofrece todos los días una imagen o fotografía del universo, junto con una breve explicación escrita por un astrónomo profesional. Imagen: Kepler's Supernova Remnant - Chandra (X-ray) / Hubble (Optical) / Spitzer (IR); crédito: Alex H. Parker (Univ. Victoria), Melissa L. Graham (Univ. California, Santa Barbara / LCOGT).


(*) Supernovas y remanentes de supernovas

Aproximadamente cada 50 años una estrella masiva de nuestra galaxia vuela en pedazos en una explosión de supernova (ver videos y animaciones). Las supernovas son uno de los acontecimientos más violentos del universo y la fuerza de la explosión genera un destello cegador de radiación y ondas expansivas similares a un estampido.

Inicialmente se había clasificado a las supernovas de acuerdo con sus propiedades ópticas. Las supernovas del Tipo II muestran pruebas evidentes de hidrógeno en los desechos en expansión eyectados en la explosión mientras que no ocurre lo mismo con las supernovas del tipo Ia. Investigaciones recientes permitieron refinar dichos tipos y proponer una clasificación según los tipos de estrellas que dan lugar a las supernovas. Una explosión del Tipo II, así como las de Tipo Ib y Tipo Ic, se producen por el colapso catastrófico del núcleo de una estrella masiva. Una supernova del Tipo Ia ocurre por una súbita explosión termonuclear que desintegra una estrella enana blanca.

Las supernovas del Tipo II se producen en regiones con muchas estrellas jóvenes y brillantes, tales como los brazos espirales de las galaxias. Al parecer no ocurren en las galaxias elípticas, cuya población dominante está compuesta por estrellas antiguas de poca masa. Puesto que las estrellas jóvenes y brillantes son típicamente estrellas con una masa 10 veces más grande que la del Sol, esta prueba, además de otras, permite concluir que las estrellas masivas producen las supernovas del Tipo II.

Algunas supernovas del Tipo I tienen numerosas características en común con las supernovas del Tipo II. Tales supernovas, clasificadas como Tipo Ib y Tipo Ic, se diferencian al parecer de las del Tipo II porque han perdido su envoltura externa de hidrógeno antes de la explosión. La envoltura de hidrógeno pudo haberse perdido debido a una vigorosa emisión de materia anterior a la explosión o porque fue arrancada por una estrella acompañante. Más información (en inglés).


Nota: Estas y otras noticias sobre el universo y mi mundo, en astrosofista (Twitter).